Brevísimo acercamiento a las aplicaciones de Facebook y su evolución

Conocí Facebook porque mi amiga Laura me habló de él. Me contó que todos los "chicos top" (etiqueta irónica) lo usaban, nos reíamos de ellos, por supuesto. Ella me dijo que no le parecía la gran cosa pero que habían unos tests bien chistosos. Ella me contaba y yo me mostraba escéptico, hasta que lo vi con mis propios ojos. Recuerdo que Facebook LA HIZO conmigo, nada me parecía más entretenido que averiguar qué artículo de oficina me representaba mejor, o qué estación del año era.

Y así comenzó todo, Facebook atrajo cada vez a más personas, éstas llegaban para tener contactos, para saber de sus amigos o de sus conocidos, pero se quedaban porque las ofertas de aplicaciones eran muchísimas y se proyectaba que se hicieran realmente infinitas. Muchas veces tenía que hacer limpieza de la página principal que se colapsaba de tantos test que respondía, empezaron a resaltar los perfiles pulcros que escogían con pinzas qué responder y qué no y cuya página cargaba en un segundo, porque no era lo usual.


Las cosas comenzaron a cambiar cuando la mano del "usuario masivo" comenzó a notarse. Los test se volvieron cada vez más ridículos, menos enigmáticos y más feos. Si querías conocer qué personaje de Los Simpsons eras, las preguntas ya no eran sutiles ni pretendían escudriñar tu verdadera personalidad, ahora eran del tipo "¿Dónde sueles pasar el tiempo?", o "Defínete en una palabra", y las alternativas apuntaban directamente a uno de los resultados, como "En la Taberna de Moe" (si quieres ser Homero), o "Revoltoso" para Bart o "Inteligente" para Lisa.

Les digo aquí y ahora: ésa no es la gracia de un test. Pensé en hacer un test-performance a modo de protesta: "Descubre tu verdadera personalidad", con una sola pregunta, "¿Cuál es tu personalidad?" y alternativas del tipo: alegre, ayudador, solitario, nostálgico, agresivo, etc. Cuyo resultado fuera la misma alternativa señalada. Pero no lo hice.

El fin de la era de los tests era inevitable. De paso vino la tremenda renovación del diseño de Facebook, contra la que aún algunos nostálgicos luchan uniéndose a grupos contrarios a ella. Pero en realidad el nuevo diseño de Facebook era infinitas veces superior al anterior, permitía separar para siempre las el muro de todo lo demás, y que el perfil cargara más rápido. Pero la era de los tests no tenía cómo regresar, empezó la era de los highlights, de la comunicación inmediata de las cosas, de postear links sin necesidad de alguno de esos muros especiales (Funwall, etc). La interacción se posicionó como leitmotiv de Facebook. (Es cierto, aún rondan algunos tests, pero ya nadie pasa tardes respondiéndolos, y los que circulan buscan principalmente la originalidad, hubo una gran marea de tests azarosos, precursores del último movimiento de aplicaciones existente, pero ya hablaremos más adelante de ellos)

Como el contacto interpersonal vino a marcar la diferencia de Facebook con todo el resto de las comunidades-web, las aplicaciones se pusieron al día. Al principio fue comparar gustos (toda la familia de aplicaciones Like/Dislike), luego Drinking Buddies, Super Poke, etc, todas permitían interactuar con "aires más reales" a los usuarios. Luego surgieron algunas más complejas como Friends for sale, Are You Interested, y un incipiente Friend Facts que comenzaron a ganar popularidad. Las interacciones que permitían estas plataformas nos daban la sensación de que realmente podíamos generar una vida virtual, no sólo podía pasar y decirte" hola", podía decir cuánto costabas y jugar a venderte, podía pasar a coquetear, jugar a adivinar si habías hecho cosas, comparar mis gustos, mandarte una cerveza, un animalito, una flor para tu jardín.

Y llegó Guerra de Pandillas, momento "bisagra" en la historia de las aplicaciones de Facebook. La idea era que la interacción entre los usuarios estuviera configurada como una competencia mafiosa, conseguir dinero para comprar propiedades y armas, que tuvieras puntos de fuerza, que pudieras pelear contra cualquier otro usuario, hacerte rico con el sudor de la frente. Su éxito fue rotundo, nos encantó.

Pero este sueño acabaría con el balde de agua fría que todos recordamos. Un día todos fuimos ricos en Guerra de Pandillas, la aplicación perdió sentido. Por un error de programación o un hackeo, todos los usuarios tuvieron millones a su disposición y pudieron comprar todo lo que quisieron. ¿Solución? se reseteó la aplicación a una fecha arbitraria, trayendo consigo pérdidas innumerable de progreso en el juego y la consecuente deserción masiva de usuarios. Fue entonces que nos dimos cuenta de que en la realidad le tenemos miedo a los cuchillos y que nunca hemos pegado un combo. Que somos pobres o al menos no lo suficientemente ricos como para tener cinco saunas. Algunos intentaron continuar pero ya no había chispa. Se acababa la era de la interacción virtual en las aplicaciones de Facebook. Estuvimos despojados, las aplicaciones "juego" que siempre habían estado rondando vivieron su época de bonanza, porque a todos nos gusta jugar y no había mucho más que hacer. Acá sobrevino el mayor éxito de Word Challenge, Who has the biggest brain, y todo tipo de aplicaciones que ofrecían comparaciones lúdicas. La necesidad de aplicaciones de este tipo jamás abandonaría a los usuarios de Facebook.

¿Qué más podía ocurrir en Facebook? Tras la decepción latente y aún fresca del concepto de interacción basada en aplicaciones, el resto de las aplicaciones de este tipo comenzó a caer en desuso. Creo que yo todavía tengo un precio en Friends for Sale, pero a nadie le importa, ni a mí. Las aplicaciones necesitaban una respuesta, una aplicación capaz de generar interacción pero sin pretensiones demasiado grandes que significaran una nueva gran decepción para la comunidad. También, poco a poco, comenzaron a volver a ganar un poco de terreno los tests, pero con aires mucho más místicos (cuándo vas a morir, cuántos hijos vas a tener, el nombre de tu pareja, sobrevivirás al ataque zombie, a la gripe porcina, etc). Existía la necesidad de condensar lo personal-manifestativo con lo personal-lúdico-liviano. Y apareció Living Social.

Living Social posee una gran base de datos, una gran representación de los íconos de la humanidad, un mensaje para enviar a otros planetas si queremos darnos a conocer. Pick Your Five fue el gran éxito, la libertad era absoluta, uno escogía qué categoría quería responder y escogía "sus five". De pronto era posible manifestarse en cualquier ámbito de lo humano, en cosas serias y en cosas livianas, en los 5 mejores políticos de un país, en las 5 mejores maneras de suicidarte, en las 5 cosas que no cambiarías por nada, las 5 mejores películas, las 5 mejores canciones. Un lujo. Esto, sumado a la otra modalidad, en la que uno vota en una "encuesta global" sobre diversas cosas (desde el aborto hasta a cómo le dices al corrector, que por cierto se llama corrector y no tipex), satisfizo a los usuarios por un gran tiempo.

Fue una plaga, el muro se llenó de opiniones, un gran foro interminable, un contagio inevitable de unos a otros. Dentro de lo abrumante que se volvió la realidad de Living Social, casi pasaron desapercibidos los primeros tests azarosos. Los menos afortunados tenían nombres como "el test más extraño que jamás hayas hecho", pero otros muchos más sutiles guardaban la sorpresiva respuesta hasta luego de haber contestado respuestas muy serias. Una exquisita tomadura de pelos, aires frescos al agotadísimo recurso del test. Así, poco a poco, tests como "That's not even a question", "In what BADASS way will you top yourself", "qué wea es usted?", "test psiquiátrico de Arkham Asylum" e incluso "Qué piropo de obrero marxista sos" se posicionaron con éxitos inmediatos, pero fugaces.

Living Social alcanzó su peak, de cuando en cuando aún aparecen discusiones acaloradas o votaciones que generan mucha participación, los tests bizarros seguían gozando éxito pero siempre pasajero. Pero la moda cambió, algún visionario logró notar que algo de los tests azarosos causaba sensación pero a la vez otro elemento les daba poca vida útil. Los usuarios de Facebook, como siempre, querían respuestas, que les dijeran que eran así o asá, que mañana tuvieran cuidado, que les regalaran una frase curiosa, bonita, inútil o graciosa, algo. Pero la comunidad de Facebook no había olvidado la ya árida época de los tests, los usuarios ya no querían responder preguntas. Entonces apareció la Galleta de la Fortuna. Sólo un click bastaba y un consejo era regalado, un intento de adivinar el futuro. Su boom fue impetuoso, ni el de Living Social había sido tan precipitado. De un día para otro TODOS usaban la galleta de la fortuna. Los miembros de Facebook ya no querían andar respondiendo tests, querían su frase misteriosa de inmediato, como el Horóscopo pero más diverso, más actual, más propio. Entonces comenzó a gestarse la nueva generación de aplicaciones azarosas, como la cada vez más famosa "Tomás ha tenido su minuto filosófico", hasta llegar a la expresión máxima de la amalgama entre pertenencia y azar: La Caja de Pandora, con una base de datos enorme y que crece exponencialmente. Un botón y CUALQUIER COSA aparece, un botón y hemos llegado al final del proceso dialéctico de desarrollo de las aplicaciones de Facebook, en el que el azar, la expresividad y lo total han encontrado cabida al mismo tiempo.

Todo este camino ha sido, a lo menos, hermoso. Reflejo de lo volátil que es la sociedad misma desde el momento en que cada persona es también un ser inconstante. Me parece sorprendente que siempre que miramos el pasado y nos plantamos con firmeza en el presente no como una circunstancia, sino como una conclusión de hechos anteriores, nos resulta imposible pensar en un futuro, ya que parecemos siempre estar parados en el final de la serpiente que se come a sí misma. O quizás el principio.

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